En
1981 nació un pibe que, cuentan, desde muy chico tuvo una mirada social
particular. Cuando estaba en el secundario comenzó a militar en
política, en rechazo al rumbo neoliberal que tomaba el país. Con 15 años
daba clases de apoyo escolar en un barrio humilde de Quilmes, provincia
de Buenos Aires. A la "edad del pavo" recorría comercios pidiendo
mercadería para organizar ollas populares. Realizaba colectas y ayudaba a
los inundados. A los 19 decidió irse de su casa e instalarse en un
barrio muy pobre de Claypole, donde impulsó un Centro Comunitario, una
bloquera y la autogestión laboral de los vecinos en medio de una crísis
económica-social que iba llevando a la Argentina a uno de sus peores
momentos.
A los 21 fue asesinado.
En
1980 había nacido otro pibe. Pintaba para artista desde chico, y eso
quería ser. Estaba mucho más alejado de la política y los movimientos
sociales que el otro. A los 22 años estudiaba el secundario con
orientación artística para ingresar a la Facultad de Bellas Artes. Había
realizado un curso de escultura y estudiaba pintura, dibujo y piano.
También participó de un taller literario en Lomas de Zamora. Vendía
flores, cuidaba perros y trabajaba en lo que se presentaba, pero siempre
dibujaba, pintaba y escribía. Además hacía malabares, capoeira, tocaba
el bajo, la flauta dulce y la armónica.
Hasta el primero de mayo de 2002 no había participado de ninguna manifestación, ese día lo hizo, como muchos, sabiendo que el país necesitaba otro rumbo tras la crisis de 2001.
Hasta el primero de mayo de 2002 no había participado de ninguna manifestación, ese día lo hizo, como muchos, sabiendo que el país necesitaba otro rumbo tras la crisis de 2001.
A los 22 años fue asesinado también.
Mientras
el primero sangraba en el piso de una estación de trenes, el segundo
intentaba socorrerlo cuando lo fusilaron. No se conocían. Estaban
desarmados los dos. Estaban frente a un cuerpo policial asesino, con
órdenes para matar. Ellos tenían balas de plomo. Los pibes tenían
reclamos de justicia social.
Los
grandes medios de comunicación hablaron de "la crisis" que se cobró 2
vidas. Despersonificando; sin culpables humanos. "La crisis". Incluso se
escribió sobre un enfrentamiento entre diferentes corrientes
piqueteras. Y el gran diario argentino escondió lo más que pudo las
fotos probatorias. Casi nadie culpaba a la Policía, ni al entonces
presidente Eduardo Duhalde.
Hace
12 años Darío Santillán y Maximiliano Kosteki eran cazados como
animales. El 9 de enero de 2006, el Tribunal Oral 7 de Lomas de
Zamora condenó a
cadena perpetua al subcomisario Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro
Acosta y recomendó que se investigara la
responsabilidad del gobierno de Duhalde en los asesinatos. Eduardo
Duhalde era presidente de la Nación, Felipe Solá, gobernador de Buenos
Aires, Juan Pablo Cafiero, ministro de Seguridad bonaerense, Juan José
Alvarez, ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Jorge
Matzkin ministro del Interior, Carlos Soria, jefe de la SIDE. Ninguno de
ellos fue juzgado por el crimen.
Mucha agua ha corrido bajo el puente. Y mucha sangre sobre él como para olvidarlos, como para olvidar a los responsables.
Mucha agua ha corrido bajo el puente. Y mucha sangre sobre él como para olvidarlos, como para olvidar a los responsables.
Marcelo J. Silvera
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