viernes, 6 de junio de 2014

Tres miradas hacia la televisión: Adriana Bruno con el rating porteño; Paula Navarro y la programación local; y la columna editorial de Marcelo J. Silvera

La televisión ocupa un lugar importante en las vidas de los argentinos. En la mañana de hoy tres miradas sobre la actualidad que incluye el rating, la programación y una opinión.
La pantalla porteña y los números de los programas con Adriana Bruno:


Paula Navarro, directora de Canal Mirate de Villa María, habla sobre la programación de la pantalla local:


La columna editorial de Marcelo J. Silvera también se metió en la tele:

6 de junio - Cuál mide más, una obsesión argentina

Hace muchos años intento que los comunicadores cercanos entiendan que IBOPE es una mentira, y que no sólo es complicidad de esa mentira el leer los rating porteños, sino que tácitamente es defender la posición unitaria del oligopolio comunicativo centralista.

Tal vez muchos quisieran en realidad trabajar en la Perla del Plata por eso miran tanto lo que sucede allá; y se preocupan por Tinelli si pierde ante una novela brasilera, o si los cuerno de Rial levantan el minuto a minuto. Pero no observan que una ucachense es protagonista en 12 Casas, en la TV Pública; ni se asoman a las pantallas de los canales locales, Mirate y C20, los que ve mucha gente, pero no miden para IBOPE, como tampoco miden los SRT de nuestra capital provincial.

Hace muchos años también que con comunicadores de todo el país pedimos por la abdicación del rey de las mediciones. Porque las mediciones no son solamente la mentira sobre lo que "la gente" ve, o lo que tenés que ver. Son también la mentira sobre dónde las empresas tienen que invertir en publicidad, y eso afecta directamente a la sostenibilidad de los medios de comunicación locales y regionales.

Ayer la Presidenta Cristina Fernández habló del SIFEMA (Sistema Federal de Medición de Audiencias), con lo que muchos se enterarán que hay argentinos más allá de la General Paz! y que estos argentinos miramos los canales locales, regionales, provinciales; y escuchamos nuestras radios; y leemos nuestros diarios.

Esta es una medida reclamada y necesaria para la verdadera democratización de la palabra. Porque no es contra Clarín la pelea, es contra el monopolio de la información. Monopolio tan asimilado en el inconsciente colectivo que nos abrigamos cuando en San Telmo hace frío; vamos a ver las películas que le gustan a Catalina Dugli; salimos más temprano de casa porque la General Paz está congestionada y en obras; o charlamos en el almacén sobre la brutal inseguridad que hay, mientras vemos a Feinmann (el malo) celebrando la muerte de un motochorro...

Tengo la esperanza de que los colegas dejen de hablar de la TV porteña y apoyen las producciones locales; porque así el público también se beneficia y deja de mirar para afuera. Celebro la creación del SIFEMA y la rebaja del IVA a las empresas de comunicación pymes, y el aumento del fomento a las producciones audiovisuales. Y celebro que comencemos a reconocernos con nuestras tonadas, o que al menos las nuevas mediciones te demuestren que somos más los que vemos a Max Delupi de los que ven a Tinelli.


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