miércoles, 2 de julio de 2014

Palabras Vertebrales, la columna de Marcelo J. Silvera: 2 de julio - Fantasías animadas de ayer y hoy


Mucho antes que existiera la compañía Pixar, encargada de las más resonantes películas de animación en la actualidad, en nuestro país se creaba la primera película de animación.
Otro invento argentino, como la birome, el colectivo, el dulce de leche, el bypass, la soda, el helicóptero, la jeringa descartable, o la radio.
En el día de hoy de 1896 nacía en Italia Quirino Cristiani, a los 4 años sus padres los trajeron a América y se radicaron en Buenos Aires. Como la mayoría de los niños dibujaba, pero mucho, todo el día dibujaba el pequeño Quirino. Ya de adolescente era evidente que no se trataba de un pasatiempo, el pibe dibujaba. Los padres querían un doctor, pero él se escapaba de la escuela para tomar clases de dibujo.
Le tocaron en suerte tiempos en que los diarios contrataban dibujantes y caricaturistas como parte estable de sus planteles, y muy joven comenzó a trabajar. En 1916, a los 19 años, fue convocado por el también italiano Federico Valle (que poseía un estudio cinematográfico en Buenos Aires) para dibujar caricaturas e incluirlas en sus películas informativas de cortometraje.

Ideó una manera de cumplir con las exigencias de su jefe, que no quería imágenes estáticas en sus películas. Así que se puso a dibujar cuadro a cuadro los movimientos de sus personajes. Sin saberlo estaban naciendo los dibujos animados. 58 mil dibujitos hizo para "El Apostol", el primer largometraje de animación del mundo que se estrenó en 1917.
Ni lerdos ni perezosos, los yanquis lo contrataron para la Metro-Goldwyn-Meyer. En 1931 presentó otra película pionera del cine mundial: "Peludópolis", primer largometraje de animación sonoro, de 80 minutos, que ponía en el papel principal a Hipólito Yrigoyen.

Como no pudo competir con el poder (monetario y tecnológico) de la Disney, se dedicó al doblaje de películas extranjeras. En 1941, Walt Disney viajó a la Argentina ante el estreno de su película Fantasía. Al conocer la obra de Cristiani, el empresario le ofreció empleo en sus estudios en Estados Unidos, pero el argentino lo rechazó, ya que su laboratorio se había convertido en uno de los más importantes del país y no quería abandonar su empresa.
Dos incendios, uno en 1957 y el otro en 1961 destruyeron todas sus películas, con la única excepción de "El mono relojero" (basada en el cuento de Constancio Vigil), la única que se conserva en la actualidad.
Cristiani no es tan conocido como Disney, ni lo congelaron. Pero es el padre de los dibujos animados. Y los dibujos son también un invento argentino.




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